Como dice una canción...

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Un mal sabor de boca.

Hace tres meses que se fue, que no da señales de vida. Sé que anda por ahí, vagando por la ciudad, quizá sólo, quizá con otra. Aún creo oírlo susurrándome al oído que me quiere, y puedo sentir sus cálidos brazos rodeando mi cintura. Creo verlo en todos sitios, en cada calle, doblando cada esquina. Cada noche sigo soñando con él. Mucha gente me ha dicho que lo olvide, que no merece la pena. Pero no lo entienden, no entienden que cuando sonríe el corazón me da un vuelco. Hace unas semanas, leí en un libro una frase que me impactó muchísimo, aunque al principio no la entendía del todo. Esa frase decía: "Sólo recordamos lo que nunca sucedió".
Ahora me doy cuenta de cuánta razón tiene. Todas y cada una de las cosas que no sucedieron y nunca lo harán me torturan cada día.
Hace tres meses que se fue, que no da señales de vida. Hace tres meses que no consigo respirar.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Quizás lo mejor, sea dejarse llevar. ~

No sé cómo lo hace, pero siempre lo consigue, siempre me convence de algo, que por otra parte sé que es mentira. Dicen que se vive mejor en la ignorancia, y qué cierto que es.
Tengo que admitir lo que me empeño en negar, lo quiero. Sí, y no quiero que sea así. No quiero verlo y sentir que me sonrojo, si no verlo y darme cuenta que no me importa en absoluto, que por mucho que me diga no va a cambiar nada.
Pero no, eso no ocurre, por más que me empeñe. Y al paso que voy, no va a cambiar. Por más que lo evito, siempre aparece por algún sitio inesperado. 
Él es el causante de mis cambios de humor y ánimo, de que cuando tenga que llorar sonría. No sé cómo, pero hace que todo parezca fácil, pero luego abro los ojos y me doy cuenta de que no, de que la vida no es como él la pinta, si no como yo presentía.
Ríe y al minuto llora. Ama y al segundo odia. Es así, no lo puede evitar. Como yo no puedo evitar sonreír cuando lo veo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Como Venecia sin agua.

Querido diario:
Hoy él me ha mirado y ha sonreído. Y yo, como una tonta, he hecho lo mismo. No sé qué me ocurre, pero cada vez que lo veo no puedo evitar sonrojarme, y balbucear estupideces. Además, cada vez que lo veo aparecer doblando la esquina del pasillo, algo me oprime el corazón y mi estómago parece una montaña rusa. No sé por qué me ocurre esto, pero nunca me había sentido igual, es algo inexplicable. Dicen que es feo, que es imbécil, que es bipolar, que es un cabrón. Pero a mí me parece la persona más bella del mundo. Su sonrisa me lleva de cabeza, y no sé cómo decírselo, ni demostrárselo. Creo que le quiero. O al menos me gusta. Mucho. Demasiado.
                                                  Valladolid, 5 de enero 2012.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Un golpe inesperado.

-Por favor, no te vayas. - dijo ella con tono suplicante, con los ojos empapados en lágrimas.
-Lo siento cariño, debo irme, es lo mejor para los dos. - replicó él, con un timbre algo ausente.
-No, es lo mejor para ti. Siempre me has hecho lo mismo, haces lo que más te convenga. ¿Qué ha ocurrido esta vez? ¿Tienes otra, es eso? - chillaba ella, estallando en un llanto propio de una pataleta de niña de 5 años.
-¿Cómo puedes pensar eso de mi, Irene? Yo te quiero.
-¿Me quieres? Entonces, ¿por qué te vas?¿Por qué huyes como un niño asustado?
-Bueno, pensándolo mejor no, no te quiero. Te amo. Y por eso tengo que irme. Y no huyo, sólo necesito estar solo, pensar en mí, en ti, en nosotros. Sabes que siempre te amaré, que nunca habrá nadie como tú.
-¡No te vayas! - dijo ella, tirada en el suelo, llorando y balbuceando millares de súplicas. -Te necesito. Más que al aire que respiro, no puedes irte así sin más.
-Lo siento Ir, debo irme, ahora. No puedo esperar. Te llamaré, te lo prometo. Por cierto, sabes que siempre será un verbo conjugado en tres tiempos, ¿no? - dijo él, en un atisbo de entusiasmo y diversión, pero que en seguida se fue, como él iba a hacer en poco tiempo, rápidamente.
-¿Qué? ¿Un verbo en tres tiempos? ¿De qué hablas, Aitor? - dijo ella, sin dar abasto en secarse las lágimas que caían por sus sonrojadas mejillas.
-Sí, en tres tiempos. Te amé, te amo, y te amaré. - dijo él, con ese brillo en sus ojos que a tantas chicas había enloquecido, pero que solo Irene había podido disfrutar tantos días y noches.
-No te vayas, por favor. Quédate conmigo, no me abandones, por favor, por favor... ¡No, no te vayas! - suplicaba ella, sin poder creerse aún que se fuera a ir así, sin más.
-Lo siento cariño... - dijo él, abriendo la puerta y saliendo al exterior. Por un momento, mientras ella gritaba y sollozaba, se giró, la miró y estuvo tentado a volver, a agarrarla y decirle "no te soltaré nunca, mi vida, no te preocupes". Pero pronto desechó ese pensamiento de su mente, y supo que era el momento. - Adiós.
-Aitor, no, no te vayas, por favor. - le suplicaba ella, tirada en el suelo, al borde de la histeria. - ¡Quédate, quédate aquí!
Cuando ella levantó la vista, él ya se había ido. Tal como vino se fue. Y a ella sólo lo quedaban todos esos momentos, que le parecieron en su momento hermosos, y que ahora le punzaban el corazón.
Mientras, él corría, como nunca lo había echo. Por sus mejillas resbalaban miles de gotas de agua saladas. Sabía que nunca iba a volver, pero la amaba de verdad. Pero ella no sabía lo que iba a pasar, al contrario de él. Por una vez en su vida, había pensado en otra persona en vez de en sí mismo. La había dejado con la mayor sequedad posible, y esperaba que ella rehiciera su vida. Era lo mejor para los dos.
Así, esa noche, dos almas vagaron por esa ciudad, perdidas, sin rumbo. Dos almas locamente enamoradas la una de la otra, dos almas que nunca volverían a juntarse.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Soy como soy, y a quien no le guste, que se joda.

No voy a cambiar porque no te guste mi forma de ser. Soy tonta, chillona, cariñosa, algo loca, muy boba, demasiado tonta y un poquillo borde. Sí, esa soy yo. Y me enorgullezco de ello. De cómo soy, de cómo lo llevo, de lo que puedo llegar a ser y de lo que nunca seré. Soy consciente de mis limitaciones, y nunca pido mucho, sólo lo necesario para ser feliz. Vivo deprisa y corriendo, soy muy nerviosa y nunca paro, siempre estoy cantando y dando saltos, y cuando eso deje de ser así... bah, no va a dejar de serlo.
Lo que digan y lo que piensen no me influye, soy de todo menos prepotente, me gusta criticar, pero sólo a quienes se lo merecen. Me gusta dar vueltas, girar y girar. Ver pasar la vida poquito a poco, pedazo a pedazo, paso a paso. Soy feliz así, y mucho. No me gusta dormir mucho, aunque soy muy vaga. Me gusta el rock y el pop y odio el rap. Me gustan los días de Sol y los de lluvia, pero no soporto los días nublados en los que no llueve, dan mala suerte. No me gusta la gente que fuma, tampoco los que se creen más de lo que son, o los que son presumidos. Juego penosamente al baloncesto, tengo poca resistencia y soy bastante alta. Me encanta Rulo y la Contrabanda, estar con mis amigos (los que de verdad lo son), y pasar un buen rato. Me gusta echarme fotos, aún teniendo el riesgo de que la cámara se rompa. No me gusta la gente mentirosa, es más, los odio. Porque se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. No me gustan los colores chillones, me gusta arrancar el césped de la tierra, y tirar piedras al agua. Me gusta la playa y la arena, tomar el Sol y la piscina. Llevo lentillas porque no soporto llevar gafas, aunque las de Sol nunca vienen mal. Me gusta la gente que es como es sin importarle las consecuencias, los que no fingen ser quien no son y los que aprecian una buena canción.
Así soy yo, alguien que tiene sus manías, como todos, y que intenta encontrar un hueco en esta vida. Sólo pido una cosa, que no intentéis ser quienes no sois.
Me gusta ser yo misma, y la gente con la que puedo serlo.

Sé como eres, no como quieren que seas. Porque con el tiempo, las personas se vuelven como realmente son, y más vale que sepan como eres desde el principio.

Giro de 180º.

Un cambio brusco de mi parecer, de mi forma de ver la vida, de verte a ti. Ya no te necesito, no soy tan dependiente de ti, al fin no eres imprescindible en mi vida. Empieza una nueva etapa, esa en la que voy a disfrutar y descansar, sin malos rollos y sin discusiones tontas. Me alegro de no haberme subido a ese tren, ya que ahora estaría lejos y no te vería marchar, tal como te estoy viendo ahora. Te vas caminado cabizbajo, a sabiendas de que esta vez, has perdido tú y no yo. Ahora te toca reflexionar, si es que te importo. Ahora te toca sufrir, tal y como lo hice yo, aunque sé que no sientes nada tan fuerte por mí como para hacerlo; pero bueno, te vas con el rabo entre las piernas, y me alegra ser la razón de ello.
Es la hora de que veas lo que te pierdes, porque es mucho.